En la vida como en los negocios a veces nos acostumbramos a la monotonía, la tristeza y el aburrimiento dejando así que todas las oportunidades pasen como quien dice, nos da lo mismo ocho que ochenta y sin hacer ningún intento por cambiar, como si le tuviéramos miedo al cambio.
Esta costumbre es una cuestión de una mala actitud que atenta contra la supervivencia del negocio o la empresa, cerrando todas las posibilidades de mantener los clientes y peor aún buscar nuevos clientes y la innovación. En sí es una falta de pasión para hacer las cosas y con convicción para mantener vivo el negocio.
Las consecuencias no se dejan esperar, más tarde que temprano el negocio comienza a decaer y a producir pérdidas hasta cerrarlo o en el mejor de los casos venderlo.
Espero que tu como emprendedor exitoso, no te encuentres clasificado en el rol de los mal acostumbrados, porque tú naciste para ser un ganador deja ya de acostumbrarte a perder.
Por lo anterior te invito a que leas la siguiente reflexión aunque muy relacionada con la vida, me parece que tiene aplicación a la vida de los negocios:
“Nos acostumbramos …
A vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sea las ventanas de alrededor.
Y como estamos acostumbrados a no tener vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera.
Y como no miramos para afuera, luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas.
Y porque no abrimos completamente las cortinas, luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz.
Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud.
Nos acostumbramos…
A despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde.
A tomar café corriendo porque estamos retrasados.
A comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto.
A salir del trabajo porque ya es la tarde.
A cenar rápido y dormir con el estómago pesado, sin haber vivido el día.
Nos acostumbramos…
A esperar el día entero y oír en el teléfono: -hoy no puedo ir.
A sonreír para las personas sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos.
Si el trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana. Y peor aún, hacemos pesado nuestro trabajo, y a los demás, viviendo en las críticas destructivas y en la siembra de la discordia hablando negatividad y todavía sin argumento alguno.
Y si el fin de semana no hay mucho que hacer, vamos a dormir temprano y nos acostumbramos a quedar satisfechos porque siempre tenemos sueño atrasado.
Nos acostumbramos a ahorrar vida que, de poco a poquito, igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.
Alguien dijo: La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja.
No nos acostumbremos y vivamos la vida al máximo !!!
Aplicando esto a la vida diaria:
¿A cuántas cosas nos acostumbramos y creemos que no pueden ser de otra manera?
¿A cuántas cosas nos acostumbramos y dejamos de insistir en el cambio?
Muchas personas le tienen miedo al cambio, están acostumbrados a que siempre se ha hecho así, así lo hacia mi abuela, viven por las tradiciones, otros viven por las costumbres, otros por los ritos y otros han caído en la religiosidad y no están experimentando la gracia de Dios.
Se han acostumbrado a una vida monótona, triste y aburrida, donde no hay risas, felicidad y lo que alcanzan a ver es soledad, tristeza, deudas, enfermedades, engaños, mentiras, falsedades, sus pensamientos son de depresión, sus temores son gigantes y algunos piensan en el suicidio como la vía de escape o hasta ruegan a Dios para que se los lleve al cielo.
Eso es cobardía, el problema externo rara vez es el verdadero problema. El problema es que todos tenemos miedo y miedo a cambiar. Recuerda lo que Pablo dice en Romanos 12: 2 “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” (NVI).
Esa es la clave para cambiar, renovando nuestra mente, esa renovación viene cuando meditamos en la Palabra de Dios, cuando tenemos Tiempo con Dios y cuando comenzamos a incorporar hábitos, principios y herramientas a nuestra vida.
Dios es inmutable, El no cambia en su amor y en su fidelidad, pero la biblia enseña que: Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!. Lamentaciones 3:23 (NVI).
El cada día renueva sus misericordias hacia nosotros y lo hace a medida que nosotros incorporamos la Palabra en nuestra mente y en nuestros corazones.
Si usted es de lo que piensa que puede ganar o ahorrar tiempo, le tengo una noticia. El tiempo no se puede atrapar, mucho menos almacenar. Nuestra existencia transcurre a gran velocidad, pero mientras tengamos vida, tenemos la oportunidad de cambiar nuestros hábitos, de tener una mejor calidad de existencia, de aprovechar y disfrutar cada respiro y cada latido de nuestro corazón.
Lo importante sería que pudiéramos sacar del automático todas aquellas cosas a las que hoy estamos acostumbrados. ¿Para qué?
Finalmente para completar la reflexión te invito a que respondas las siguientes preguntas, para que puedas cambiar las cosas a las que te has acostumbrado:
¿A qué te acostumbraste en la vida?
¿Estas cansado de fracasar en una relación, profesión, trabajo, ministerio?
¿Te gustaría cambiar?
¿Qué cosas te gustaría cambiar?
Sólo podemos cambiar aquellos mundos que podemos observar.
¿Qué estas observando? Hoy es el mejor día para dejar de acostumbrarte a esas cosas que no te gustan, que no te edifiquen y que no sacan lo mejor de ti. Tu naciste para ser un ganador(a). Deja ya de acostumbrarte a perder.
Fuente: renuevo.com
Ricardo Torres C.
Comprometido con tu éxito.