Cómo lograr la calidad y la excelencia en el negocio

Suele  decirse que todos llevamos un niño por dentro, para significar que tenemos algunos dones dormidos como la espontaneidad y la recursividad entre otras, que deberíamos utilizar en la vida cotidiana y en la vida profesional y por que no en los negocios donde éstas cualidades nos pueden ofrecer grandes dividendos.

Pues te voy a narrar una historia de un emprendedor quien cultivando su  curiosidad de niño y su pasión por descubrir nuevas cosas, quien con  su actitud hizo que  surgieran excelentes ideas que al implementarlas lo convirtieron en un empresario exitoso.

Se trata de Bob, un niño que siempre le gustó armar y desarmar. El día de navidad cuando recibía un regalo en la mañana, era casi seguro que antes de que cayera la noche lo hubiera desarmado para verlo cómo funcionaba. Y casi siempre, lo volvía a armar y seguía funcionando. Era un genio para estas cosas.

Como todo niño no faltaba que hiciera uno que otro daño y utilizará su recursividad para repararlos. Una vez su mamá mientras hablaba por teléfono, él y unos amiguitos brincando en la cama quebró su marco. Antes que su mamá terminará de hablar por teléfono, él había estudiado el problema y lo había reparado de tal modo que parecía como si nunca se hubiera roto.

Como era natural, cuando llegó a la escuela intermedia y secundaria tomó todos los cursos que pudo en artes industriales. Tuvo algunos estupendos profesores, e incluso había uno que abría el taller los fines de semana de fiesta para que él pudiera trabajar sus proyectos. Otros de los intereses de Bob era la música.

Cuando estaba en la secundaria decidió que quería tener una buena guitarra de doce cuerdas. Había empezado a tocar cuando estaba en el tercer grado después de que un vecino le regaló  una guitarra barata (la que por supuesto abrió para ver como estaba construida). El único problema era que Bob no tenía dinero para comprar el instrumento que quería. Eso no es problema, se dijo, la haré yo mismo. Y la hizo ¡como su proyecto de trabajo manual de grado once! De hecho mientras estuvo en la secundaria, no hizo una guitarra, sino tres y un banjo.

Así pasa, muchas personas desarrollan pasatiempos interesantes cuando están en la secundaria. Y algunos los siguen cultivando. Otros los abandonan cuando llegan a adultos. Pero Bob hizo algo especial con el suyo. Es probable que sí usted toca guitarra, alguna vez haya entrado a una tienda de instrumentos musicales y haya visto una guitarra marca Taylor. Si, ese Taylor es Bob.

Bob Taylor, cuando era adolescente empezó a fabricar guitarras en su tiempo libre y con el tiempo llegó a cofundar su propia compañía con su socio Kurt Listug cuya pasión es el comercio y de otra parte Bob quien provee la pasión y la habilidad técnica para fabricar guitarras. Hoy día, las guitarras Taylor están entre las más finas del mundo y la planta las produce a un ritmo de doscientas por día. En la que emplea a más de 450 personas en una planta de 120.000 pies cuadrados.

Nos preguntamos entonces. ¿Qué llevo a Bob de ser un solitario guitarrista a emplear a más de 450 personas que trabajan en una fabrica que ocupa 124.000 pies cuadrados?

La respuesta la encontramos en su increíble capacidad e incansable dedicación por la excelencia y sobre todo por los siguientes dones y cualidades que considero  relevantes:

  • Su talento de niño de armar y desarmar
  • Su pasión y curiosidad para descubrir cosas
  • Su visión y recursividad
  • El poder descubrir su talento y perfeccionarlo- artes industriales
  • La capacitación y la practica para el perfeccionamiento
  • La capacidad de juntar talentos y pasiones: El socio ideal y complementario
  • Su vocación por la excelencia
  • El conocimiento de los procesos de manufacturación y el trabajo en equipo

En cuanto a la excelencia, lo dice Bob. «Soy como una «mosca en la oreja»» «Continuamente estoy tratando de mejorar la calidad». Y este deseo se enfoca en mucho más que sólo las guitarras. Es cierto que Bob Taylor ha introducido numerosas innovaciones en la industria de las guitarras.

Pero su verdadero interés está en el proceso de manufacturación y en las personas que construyen las guitarras.

Una buena guitarra es, en realidad, el subproducto de buenas herramientas y un buen taller», explica Bob. «Y, por supuesto, las personas son parte importante. Armar un equipo es tan importante como fabricar el producto. Hay que dejar que la gente sea un equipo. Eso significa crear un ambiente donde las personas digan lo que realmente sienten. No se puede ser demasiado dogmático». Esa actitud ha permitido que surjan y se implementen excelentes ideas.

Veamos entonces en que nos paremos a Bob y qué dones y talentos podríamos llevar a la práctica para el éxito del negocio o empresa. Que tal si los pones en practica hoy mismo, con seguridad podrías garantizar el éxito que esta buscando como emprendedor o empresario.

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Ricardo Torres G

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[i] Adaptado de Trata de Mejorar la Calidad. Publicación de www.RenuevoDePlenitud – Reflexiones Cristianas