Leí un articulo de motivación y liderazgo que me puso a reflexionar y tiene que ver con nuestra vida diaria y que lo asocio con la vida de los negocios, sí esa es la decisión que hemos tomado, vivir en los negocios.
Con toda seguridad que vamos a necesitar de una ayuda espiritual para seguir adelante y no tirar la toalla en los momentos difíciles, cuando todos nos parece un desastre.
Creo que a ti también te puede llamar la atención este artículo de vida y motivación. El cual te transcrito a continuación:
Mi vida es un desastre”. Así me dijo este líder de edad media que se acercó a mi oficina. Le pedí que me mencionara en que forma era un desastre.
Realmente parecía un desorden. Cuando comencé a mostrarle que Dios no lo hizo para vivir de esa manera sino para vivir abundantemente, su rostro sombrío tomó fuerza y me dijo: “¿Cómo hago para pasar de mi vida mediocre a una extraordinaria?[1]
A lo que el interlocutor le respondió, hay cuatro maneras de vivir la vida:
1. Pobre
2. Mediana
3. Ordinaria
4. Extraordinaria
Para ilustrar estas cuatro maneras de vivir la vida, se nos remonta a un pasaje de la Biblia, que nos habla de un hombre llamado Saúl. El creía que sólo servía para vivir buscando asnas (asnos hembras) perdidas en los montes de Israel. En la búsqueda de estos animales se encontró con Samuel quien lo sorprendió diciéndole que el no estaba para simplemente buscar asnas sino para ser Rey de Israel.
Así ocurre, pensamos que no podemos salir de la rutina, de la dependencia agobiados por el temor al fracaso y no tomamos acción así tengamos una idea de negocio que podríamos desarrollar para salir de esa vida ordinaria en la que estamos atrapados. Pero esa vida ordinaria no es del todo mal siempre y cuando estemos allí mientras nuestro plan B o alternativo este listo para dar el salto como emprendedor.
Una vida ordinaria se caracteriza por ciertos indicadores:
- Una vida tras las Asnas
- Una vida sin fruto
- Una vida llena de frustración
- Una vida sin discernimiento
Continua la historia que parte de nuestra vida ordinaria vivimos tras de las asnas, que son como las herramientas dadas por Dios para hacer más llevadera la vida. Que hay momentos de nuestra vida que Dios permite que no encontremos nuestras asnas: trabajo, familia, salud, casa, vehículo etc.. para captar la atención a un nuevo enfoque de vida .
Una vida sin fruto, significa que siempre estamos tras la búsqueda de un ideal y no lo alcanzamos, nunca estamos contentos con los frutos que logramos. Como que falta algo.
Una vida llena de frustración, emprendemos algo nuevo y las frustraciones nos producen el deseo de volver atrás, rendirse, darse por vencido.
Una vida sin discernimiento significa, que no vemos las oportunidades dadas y las soluciones “estamos parados frente a la casa del profeta y no lo percibimos, terminamos preguntándole al profeta donde está la casa del profeta”
Cuando vivimos una vida ordinaria con pies de barro, perdemos el discernimiento. No captamos lo que Dios dice, hace o produce cerca de nosotros. Gracias Dios que él no nos da la espalda cuando vivimos esa vida ordinaria sino que nos desafía.
Cualquier parecido con la realidad de nuestra vida cotidiana y el ambiente de los negocios no es casualidad. Lo más importante es aceptar una vida desafiada a lo extraordinario o trascendente. Es decir la lucha, los retos, nuestras ambiciones de la mano de un Dios extraordinario.
Dejo este artículo para tu reflexión y para que evaluaes qué de esto puedes aplicar en tu vida frente a tus aspiraciones de negocio.
Finalmente cuéntame sí esta información te puede ser útil y sí me puedes compartir para apoyarte. Muchas gracias déjanos tu comentario, lo leeremos.
Ricardo Torres Gómez