Es muy importante que al iniciar un negocio el monto de la inversión sea acorde con la infraestructura con la que va operar el negocio como son sus activos fijos, los inventarios de productos y servicios y la estructura administrativa para atender las necesidades de los consumidores y clientes potenciales.
La racionalidad en el manejo de los recursos es fundamental, como también lo es que el negocio comience a operar con una estructura adecuada y sin burocracia. Los primeros meses de venta no alcanzan a cubrir los costos fijos, variables y los gastos para el funcionamiento eficiente del negocio.
Pero bueno te podrías estar preguntando, ¿que importa sí hay solvencia y se cuenta con los recursos suficientes para que marche el negocio?
Independientemente de la solvencia o no el objetivo de un negocio además del cliente, es el de crecer y generar riqueza. Si no hay racionalidad la empresa comienza a perder valor desde un principio y hasta podría quebrar rápidamente.
Entonces lo mejor es la racionalidad y el buen criterio sin los extremos, como ocurre a veces y en esta parte administrativa es muy común observar que el emprendedor y gestor con el animo de ahorrar gastos en administración, se hecha al hombro él sólo las funciones administrativas, operativas y comerciales.
Esta forma de manejar el negocio puede llegar a convertirse en un estilo de dirección cerrado y sin delegación, es decir sin dar facultades a sus empleados para que tomen algunas decisiones inmediatas que ayuden a satisfacer las necesidades del cliente.
El negocio como tal tiene la posibilidad de crecer, un estilo de dirección cerrado podría echar a menos las posibilidades de éxito. En caso de persistir con ese estilo totalitario y probablemente autoritario el negocio o empresa se quedará a tras de la competencia a menos que todos los viejos conceptos, la estructura, los procesos y la acción se puedan ajustar a criterios de manejo empresarial.
Al respecto y para que tu empresa pueda salir de ese letargo administrativo te recomiendo los cuatro críticos requisitos organizacionales que comenta el autor Ken Blanchard en su libro de “Empowerment, Las 3 claves para lograr que el proceso de facultar a los empleados funcione en su empresa”.
Así entonces tu empresa tendrá que ser:
1. Orientada hacia los clientes
2. Eficiente en costos
3. Rápida y flexible
4. Mejorar continuamente
Orientar la empresa hacía el cliente implica sensibilidad hacía los deseos y necesidades de los clientes. Con mayor razón hoy que los consumidores son más sofisticados por la variedad de productos disponibles en el mercado.
Ser eficiente en costos implica utilizar los recursos de una manera más productiva, es decir hacer mucho más con mucho menos para poder sobrevivir. Los márgenes de utilidad son cada día más estrechos como consecuencia de la alta competencia. Con menores costos mejora la utilidad.
Por lo mismo, hay que tomar decisiones rápidas y ser flexibles. La toma de decisiones se puede tardar al tener que subir por la jerarquía y volver a bajar. La demora hace que los compradores se retiren y vayan a otro lado.
El factor decisivo son los empleados de primera línea con quienes se entienden los clientes y vale la pena facultarlos o empoderarlos para no perder la venta.
Finalmente el mejoramiento continuo permite la actualización de procesos y productos a través del conocimiento de estos por parte de los empleados, como también del conocimiento del cliente. Con lo cual la empresa podrá innovar y prestar un mejor servicio al cliente.
Como has leído este articulo, te invito a reflexionar sobre este tema empresarial que si lo pones en practica hoy mismo, te garantizo que podrás ver tu negocio como una verdadera empresa. Sí ya eres empresario te permitirá reinventar tu estructura administrativa y organizacional.
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Ricardo Torres G.