Pienso que el emprendimiento muchas veces nace por necesidad, que el emprendedor se hace y que el emprendimiento nace de adentro hacia afuera, es el ADN que a veces tenemos que aflorar obligadamente.
No es sino recordar ese dicho que dice “la necesidad tiene cara de perro” para significar obediencia y sumisión cuando se pierde la dependencia laboral y no tenemos ninguna otra alternativa de supervivencia.
Recuerdo también en mis tiempos laborales, en el que efectúe muchos procesos de selección y muchas veces para tomar decisiones de contratación teníamos primero en cuenta a aquellos con necesidad y cara de perro, o como decíamos vulgarmente a los que estaban pisando pavimento (desempleados), pues nuestra experiencia nos había demostrado que resultaban ser las personas más productivas y comprometidas con la empresa.
Lo mismo pasa con el emprendimiento, donde muchas veces la pasión nace de la necesidad. Como se dice “Así sea me pongo a vender empanadas, pero no me dejo morir” y eso hasta nos vuelve más recursivos y creativos.
Esto quiere decir que está dispuesto a iniciar un negocio como un nuevo proyecto de vida para alcanzar su supervivencia como auto empleado, pero si su negocio crece será bueno que el emprendedor se vea así mismo y se pregunte antes de llegar ser un empresario:
¿Realmente me veo pagando nómina, vigilando ventas, y operando por más de 10 años, todos los días, la dirección de un establecimiento u oficina, levantándome temprano para ir a trabajar?
Esto es muy diferente a querer ser su propio jefe, a querer mantener la responsabilidad de mantener una empresa. Bastante difícil que sí es; aquí es donde verdaderamente se puede demostrar sí tienes ADN de emprendedor.
Otra de las razones para emprender, es que no hay empleo, que hay que crear empresa para crear nuestro propio empleo y para las demás personas.
Pero el anuncio importante aquí:
“La cantidad de empresas existentes no indica una urgencia por incrementar el número de compañías, sino de transformar a las ya existentes (y a las próximas a inaugurarse) en generadoras de cambio, de empleo, innovación y generación de riquezas, opinan Alvarado y Moctezuma. Para ello, los expertos recomiendan que los emprendedores evalúen si las responsabilidades implícitas en un empredimiento (como iniciar con poco, buscar la escalabilidad, ceder acciones a cambio de capital, dedicar horas a la planeación estratégica más que a la operación, dar empleo, pagar impuestos, etc.) realmente forman parte de sus expectativas a futuro. “Nada más triste”, dice Alvarado, “que alguien que no se encuentra contento con su labor diaria”.
Tomado de soyentrepeneur.com del artículo publicado por Marco Antúnez
“La carrera emprendedora
A juzgar por Andrés Tejada Naveros, director general de la consultoría CATN, un error que podría frenar a los agentes involucrados en esta búsqueda de estimular a los emprendedores recae en las ganas de sumar sólo más empresas, no emprendedores mejor capacitados y conscientes de qué papel desean implementar –acorde con su proyecto de vida– en la creación de valor.
“A veces es más importante que el emprendedor se vea a sí mismo y se pregunte: ‘¿realmente me veo pagando nómina, vigilando ventas, y operando por más de 10 años, todos los días, la dirección de un establecimiento u oficina, levantándome temprano para ir a trabajar?’ Es bastante revelador ver que muchos quieren ser sus propios jefes, pero no necesariamente quieren la responsabilidad de mantener una compañía”, señala Tejada. No significa que prohijar nuevas empresas esté mal, al contrario: hay que fomentar que nazcan “conscientes de la relación que guarda un proyecto empresarial con sus vidas, y el rol que ellos ocuparán en su estructura”, añade el consultor.
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De acuerdo con reportes de la edición 2014 del Doing Business, 29 entidades mejoraron en más de un área medida, y por lo menos 14 de ellas lo hicieron en tres. Eso significa que hay mejores condiciones para que los emprendedores lleguen fácilmente al horizonte de abrir un negocio. Sin embargo, aún se ve lejos el día que una portada de Entrepreneur en México se llame “Abre tu negocio en 10 días”, como era la intención original de esta portada.
Tomado de soyentrepeneur.com del artículo publicado por Marco Antúnez
Ahora la pregunta es: ¿Qué tipo de emprendedor eres?
Los expertos coinciden en que el lento crecimiento, el estancamiento y hasta el cierre de las empresas muchas veces tiene que ver con que no existe una noción clara de cuál es la vocación real del que decide ser independiente. “Sus sueños a veces no encajan con la expectativa de vida o las capacidades reales”, dice Tejada. Las categorías de emprendedor que se muestran en las gráficas de este artículo tienen las características esenciales de cada perfil. Para definir a cuál perteneces, tienes que hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Cuál es el grado de responsabilidad que estoy dispuesto a aceptar?
2. ¿Me veo haciendo esto los próximos 10 años –o más– de mi vida?
3. ¿Podría estar haciendo alguna otra cosa?
4. ¿Qué me veo haciendo en el futuro (por ejemplo, 30 años más tarde)?
5. ¿Cuáles son mis expectativas de inversión personal de tiempo diario, esfuerzos físicos y psicológicos que quiero (o puedo) poner en un proyecto?
6. ¿Estoy dispuesto a perder comodidades en el corto y hasta mediano plazo con el fin de favorecer al proyecto?
7. ¿Tengo la capacidad de encabezar un equipo de trabajo?
8. ¿Tengo espíritu crítico para aceptar cuando no hago bien las cosas?
9. ¿Tendré la disciplina de repetir los aciertos y mejorarlos todos los días?
10. Si fracaso, ¿volveré a crear un proyecto?
11. ¿Qué quiero obtener a cambio de mi aportación a dicho proyecto?
12. ¿Qué tanto estoy dispuesto a cambiar mi estilo de vida, mis hábitos y costumbres?
Tomado de soyentrepeneur.com del artículo publicado por Marco Antúnez
Si descubriste qué tipo de emprendedor eres, ahora ponte a trabajar en un proyecto. Y si perteneces a las categorías de intrapreneur, defensor de causas, inversionista o empresario, has dado el primero de 10 pasos en la ruta crítica que trazamos para ti. Pero ojo: este programa no está escrito en piedra y sólo responde a una observación de cómo han evolucionado algunos casos de éxito. Y más allá de ver si tus ideas realmente son de negocios o cómo diseñar tu modelo, recuerda que una vez iniciada la carrera no hay marcha atrás.”
Espero que este artículo, te haya servido de autoevaluación para determinar si tienes el ADN de emprendedor que te ayude a mantener tu negocio o empresa.
Ricardo Torres G.
Comprometido con tu éxito