A propósito del Mundial ¿Suplente o Titular?

Para disputar el campeonato mundial de futbol, muchos jugadores son llamados para hacer parte de las eliminatorias, pero cuando se va a comenzar a disputar el campeonato mundial,  cada selección nacional debe inscribir 23 jugadores tal como lo establece la FIFA.

Para este mundial de futbol en Brasil, no es la excepción,  todos los jugadores no pueden disputar un partido, como bien sabemos sólo pueden jugar once, o sea que de los doce jugadores restantes, el entrenador sacará su línea de suplentes para calentar la banca mientras son utilizados en caso de una emergencia o cambio de estrategia. Así es, unos son suplentes y otros titulares. Contradictoriamente, en el reino de Dios cuando uno es llamado no permanece en la silla esperando suplir a alguien, sino que siempre es titular.

Para comparar esta afirmación que más adelante está apoyada en la palabra escrita, deseo compartirte una parábola que me llamó mucho la atención a propósito del mundial de futbol que tanto se habla en estos días y que encontré en un artículo titulado Suplente o Titular en CVCLAVOZ escrito por Héctor Colque el cual transcribo a continuación:

“La Copa Mundial del año 2002 se realizó en Corea del Sur y Japón; siendo la primera vez que el torneo fue organizado por dos países, el primero en realizarse fuera de Europa y América y el primero en realizarse en Asia.
Desde que comenzó el primer partido hasta el final, cada país dio lo mejor de sí, pero solamente dos equipos serían los finalistas: Brasil y Alemania. Durante los 90 minutos de juego, el conjunto carioca demostró su superioridad y obtuvo su quinto trofeo mundial.
Al subir al podio para recibir el trofeo, por lo general, al principio todos los jugadores son premiados individualmente con una medalla, no importando si jugaron todos los partidos o no. Ese es el caso de Marcos André Batista Santos, mejor conocido como Vampeta.
El mediocampista siempre ostentaba la titularidad en muchos clubes a los que perteneció durante su carrera, pero esta vez no jugó ninguno de los 7 partidos a los que se enfrentó su selección para ganar el torneo mundial de aquel año, sino que simplemente permaneció en la banca de suplencias. Pero, ¿Cuáles son las razones por las que no jugó? Podríamos decir que el director técnico del equipo no supo cómo agregarlo al esquema dispuesto para cada encuentro a disputar.
Contradictoriamente, en el reino de Dios cuando uno es llamado no permanece en la silla esperando suplir a alguien, sino que siempre es titular.
Ninguno puede aspirar a ser fanático, suplente, parte de la hinchada que viene a alentar o parte de los simpatizantes que observan de lejos, sino que todos tienen un rol importante que realizar y aunque muchas veces, erróneamente se pierde el tiempo esperando un puesto que aparenta privilegio, las necesidades pasan desapercibidas ante los ojos de los que permanecen reposando en una silla.
No existen premios para los que están sentados, sino que Dios recompensa el trabajo hecho con diligencia.
1 Corintios 15:58: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”
Dios siempre convoca a personas para que formen parte activa de su reino, su esquema de trabajo toma en cuenta a todos y ninguno, sin importar el talento que tenga, es rechazado.
La comodidad del banquillo adormece el espíritu y minimiza a cero el riesgo de cometer algún error, claro que el que no hace nada, no puede equivocarse en nada. Por otro lado, quien trabaja activamente suele cometer errores y juntamente con ellos, tiene gracia y oportunidades ilimitadas.
Sal de la silla de suplencias, ponte la camiseta para ser titular y juega tu mejor partido.

 

Ricardo Torres G.
Comprometido con tu éxito