Estamos viviendo momentos muy difíciles a nivel global, lo cual ha hecho que perdamos la esperanza, la credibilidad en las personas y en nosotros mismos.
Como bien sabemos, estamos en época de crisis generada por la pandemia y para el colmo de males, no cesan las protestas con cuantiosos daños materiales y económicos, cierre temporal y definitivo de negocios y empresas, igual escándalos por corrupción y políticos peleándose, dividiendo y creando discordia para satisfacer sus ansias de poder.
Toda esa situación y ese comportamiento negativo y hostil de las personas, se ha convertido en la munición que está cargando a las personas débiles mentalmente y a las pobres de espíritu.
Esa carga que de no poderse eliminar de manera natural es decir a través de las esferas física, emocional y mental y de otra parte de manera espiritual, se convierte en el detonante que produce estrés.
El problema está allí, llegar a tener estrés, el cual tiene muchas causas entre las que se pueden mencionar:
- Dificultades personales, por ejemplo, conflictos con los seres queridos, soledad, falta de ingresos, preocupación por el futuro.
- Problemas en el trabajo y en los negocios, por ejemplo conflicto con compañeros y subalternos, alto nivel de exigencia reflejados en las metas personales y comerciales, o inseguridad laboral.
- la existencia de amenazas importantes en la comunidad, por ejemplo violencia, enfermedades, falta de oportunidades económicas.
Todo lo anterior puede ser muy malo, pero para tu consuelo, en el prólogo del devocional “Una vida libre de estrés” publicado en YouVersion.com encontré la siguiente afirmación de su autor Guillermo Maldonado.
“La vida a menudo produce algo de estrés. Todos lo experimentamos cuando buscamos hacer las cosas con excelencia. El estrés se vuelve un problema cuando se forma un ciclo del cual es difícil escapar”
Ahora te estarás preguntando:
¿Cómo podemos manejar el estrés normal y evitar caer en el ciclo de estrés no saludable?
¿Cómo disfrutar la vida sin perder efectividad?
De mi lado, modestia aparte yo casi nunca me pregunto sobre el estrés, pero la verdad que si lo he sentido últimamente, a raíz de tanta noticia negativa en las redes sociales, las cuales veo rápidamente precisamente para evitar tener coraje por todo las mentiras e intrigas que publican.
Igual para evitar el estrés ya no veo televisión sobre todo los noticieros. Prefiero enterarme por los medios de economía y de negocios.
Desde mi entorno familiar he visto como el estrés se ha manifestado a través de mis hijos, que se quejan de la virtualidad académica y laboral por no poder asistir de manera presencial y poder interactuar con sus compañero de clase y docentes; con compañeros de trabajo y jefes.
Toda esa carga que los está minando ha sido trasladada a mi hogar creando dificultades en nuestra relación familiar.
Por ello decidí buscar bibliografía que nos ayude a combatir el estrés y sobre todo para no caer en ese ciclo del estrés no saludable y difícil de escapar.
Y encontré en un plan devocional titulado “Una vida libre de estrés” por Guillermo Maldonado el cual contiene poderosas herramientas espirituales para vivir una vida libre de estrés, el cual te voy a compartir textualmente enseguida:
Para comenzar, el autor define el estrés de dos maneras: estrés natural y estrés espiritual.
Estrés natural
“El estrés natural permanece mayormente en las esferas física, emocional y mental, aunque los elementos espirituales pueden influir en él. Existen varias causas para el estrés, y hablaremos de ellas en el próximo capítulo. El estrés natural puede producir síntomas físicos tales como dolores de cabeza, tensión en el cuello y hombros, dolor de espalda, fatiga, problemas estomacales y falta de sueño. También puede producir síntomas emocionales y mentales, tales como ansiedad, tristeza, ira, impaciencia, irritabilidad, problemas de concentración, y cierto grado de pérdida de la memoria y pensamientos negativos. Aunque podemos sentir estrés temporal cuando nos enfrentamos a nuevas situaciones o cuando somos desafiados a alcanzar metas altas, en muchos casos el estrés se manifiesta como resultado de situaciones perturbadoras a las que eventualmente somos expuestos.
Estrés espiritual
Cuando el estrés está en estado natural, la persona tiene la habilidad de manejarlo y controlarlo. Sin embargo, cuando ya ha alcanzado el ámbito espiritual, no puede controlarse usando métodos naturales, y esto conlleva el lidiar con asuntos espirituales significativos.
Con el estrés espiritual, se pueden manifestar varios tipos de “yugos” controladores, como los celos, el miedo, la ira y la depresión. Por ejemplo, cuando una persona pasa de sentirse bajo presión en determinada situación, a vivir en un estado de depresión, se convierte en prisionera de la desesperación.
El yugo del estrés forma o moldea a la persona de acuerdo a algunas maneras de pensar, las cuales se reflejan en su conducta. Cuando vivimos en depresión, no tenemos expectativa de nada bueno, y no podemos ver una salida a nuestros problemas—, incluso en momentos en que el desafío puede ser relativamente fácil de superar.
Si estamos en un estado de estrés avanzado, pero no sabemos qué es lo que nos tiene atados, no reconoceremos que estamos siendo oprimidos por una fuerza externa y no solo por nuestras propias luchas internas. Solo el poder de Dios puede liberarnos de esa influencia tiránica. La Biblia nos enseña: “Ni den cabida al diablo” (Efesios 4:27 NVI). Cuando le permitimos al diablo que logre establecerse o ganar territorio en nuestras vidas —a través de un largo período de estrés, en el que nos aferramos al miedo, la ansiedad, la ira o la desesperanza— terminaremos oprimidos.
Sin embargo, podemos estar seguros de que, sin importar el tipo de yugo que nos venga a través del estrés, Dios tiene poder más que suficiente para romperlo y quitarnos toda carga. Jesucristo ya derrotó al diablo. Él quiere liberarnos y que aprendamos a vivir continuamente en Su victoria.
Ahora si, después de esta introducción, estos son los diez consejos prácticos espirituales que te ayudarán a vivir libre de estrés, mientras continúes teniendo fe en la obra terminada de Jesús en la cruz, mientras permanezcas en la presencia de Dios y vivas por su gracia.
De los 10 consejos prácticos, mitad son muy espirituales y mitad seculares pero en ambos están apoyados en la palabra.
Estos son los 10 consejos prácticos:
1. Practique un estilo de vida saludable
Muchas veces el estrés se acumula debido a que no cuidamos nuestra salud física, mental y emocional de forma regular. Para vivir libres de estrés, es importante que sigamos estas prácticas esenciales: ejercítese regularmente; ingiera una dieta saludable y balanceada; duerma el tiempo necesario; manténgase activo; practique actividades que refresquen su mente, tales como su deporte o pasatiempo favorito. Estos son componentes naturales de la vida, que juegan un papel importante en la prevención y reducción del estrés.
2. Mantenga todo en orden
El desorden es estresante. No le permite pensar con claridad, obstaculiza la creatividad, reduce el rendimiento y aumenta el tiempo que necesita para completar una tarea. Esto significa que, donde hay desorden, todo requiere más esfuerzo, tiempo y energía. Tome la decisión de comenzar a poner todo en orden en los diversos aspectos de su vida, incluidas las relaciones familiares y las finanzas.
3. Desconéctese de la rutina diaria
Cuando nunca nos desconectamos de la rutina, ni siquiera de vez en cuando, caemos en apatía o frustración. A medida que nuestro nivel de estrés aumenta, nuestra creatividad disminuye, y nos alejamos de los propósitos de Dios. Sin embargo, cuando apartamos tiempo para hacer un cambio de ritmo, ya sea para explorar una nueva idea o lugar, o para hacer una pausa refrescante, la mente se recarga y nuestras actitudes se renuevan.
4. Entrégale el control a Dios
Si le entregamos a Dios el control de nuestras vidas, Él tendrá especial cuidado de todas nuestras necesidades. ¡Lo que Él nos ha llamado a hacer es en realidad Su obra, no la nuestra! Debemos dejar que Él se haga cargo por completo. Muchas personas caen presas del estrés porque no le entregan su voluntad a Dios. Mientras luchan por mantener el control de sus vidas, ellos siguen llevando la pesada carga de sus problemas. ¡Hoy, rinda su voluntad, y verá cómo Dios manifiesta Su poder!
5. Descanse en la paz de Dios
Nosotros verdaderamente tenemos un Dios de paz, de manera que no necesitamos vivir en un estado estresante. Por el contrario, tendremos paz incluso en medio de las tormentas de la vida. “Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37). Sigamos el ejemplo de David, quien, antes de una batalla decisiva, sabía cómo descansar en Dios. Por eso declaró: “El Señor, que me libró de la pata del león y de la pata del oso, me librará de la mano de este filisteo” (1 Samuel 17:37). De forma similar, podemos decir: “El Señor me ha liberado antes, y ahora estoy listo para ver cómo lo hará otra vez”.
6. Suelte todas las cargas
Necesitamos aprender a rendir todas nuestras cargas a Dios. El apóstol Pedro aconsejaba, “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:6–7). Sin importar qué carga es la que le está produciendo estrés, no la lleve más tiempo. Suéltela ahora mismo; entréguese al Señor, porque Él tendrá especial cuidado de esa situación. Usted debe dejar que Dios se encargue de su problema financiero, enfermedad, errores del pasado, falta de perdón, etc. Cuando soltamos nuestras cargas podemos descansar en Dios.
7. No se preocupe por el mañana
La Palabra nos insta a no esperar cosas malas. “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” (Mateo 6:25). Si usted vive estresado por algo que le causa miedo, eso mismo atraerá. Pero si vive por fe, toda la bendición de Dios vendrá sobre usted.
8. Medite en Dios y Su Palabra
Debemos meditar en la Palabra de Dios, la Biblia, la cual nos muestra el camino a la verdad, y guía nuestros pensamientos y vida. Meditar es una acción similar a rumiar; es considerar lentamente una idea, evaluarla, repensarla, reflexionar sobre ella y darle vueltas en la mente. A medida que meditamos en la palabra de Dios o en Sus pensamientos, nos llenamos de Él y toda nuestra vida cambia para bien.
Meditar en la Palabra hace más fácil que oigamos la voz de Dios en nuestro espíritu. Cuando somos dados a meditar en la palabra de Dios, lo próximo que viene es la revelación, o un profundo entendimiento de las verdades que estamos leyendo. Tenga en cuenta que no basta con meditar. Debemos permanecer en la Palabra que estamos meditando. Esto quiere decir que debemos actuar en concordancia con lo que dice. “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22).
9. Busque sanidad interior y liberación
Si siente que, por más que ha seguido todos estos consejos, no puede ser libre del estrés, es posible que haya una influencia espiritual maligna de la que necesita ser libre. Busque una iglesia que crea en la obra completa de Jesús en la cruz y la ministre. Jesús pagó un alto precio por nuestra libertad, y la obra de la cruz incluye sanidad interior y liberación. A veces necesitamos la ayuda de un creyente maduro que nos ministre liberación y rompa las ataduras espirituales que han venido sobre nosotros y nos están dañando, de manera que podamos caminar en la libertad de Cristo. ¡Hoy es el día que el Señor quiere sanar su corazón y hacerlo libre! Él lo está esperando con los brazos abiertos.
10. Mantenga una relación continua con Jesucristo
Vivir libre de estrés requiere tener una relación continua con Dios a través de Jesucristo, que incluya oración y lectura de la Palabra. Si aún no ha reconocido a Jesús como su Señor y Salvador, por favor haga esta oración en vos alta:
Padre celestial, yo reconozco que soy un pecador y que mi pecado me separa de Ti. Creo que Jesús murió por mí en la cruz y que Tú lo resucitaste de entre los muertos.
Me arrepiento de todos mis pecados y voluntariamente confieso a Jesús como mi Señor y Salvador. Renuncio a todo deseo contrario a Tu voluntad. Renuncio a todo pensamiento y comportamiento mundano. Hoy, Señor Jesús, Te pido que entres a mi corazón y cambies mi vida. ¡Amén!
Espero que estos diez consejos te ayuden a liberarte del estrés.
Ricardo Torres G.
Comprometido con tu éxito